Sobre el tratamiento Tratamiento de Conducto

En muchos casos, cuadros de inflamación de la pulpa (“nervio”) del diente o de infección aguda del conducto generalmente causan dolor al paciente. Sin embargo, en algunas otras situaciones puede no haber relatos de dolor, a pesar de que el tratamiento de conducto sea el procedimiento indicado. En estas situaciones, un examen clínico y radiográfico adecuado, realizados por un odontólogo, es esencial para un correcto diagnóstico y tratamiento, que puede incluso prevenir el surgimiento del dolor.

Dependiendo del diagnóstico inicial y de las señales y síntomas que presente por el paciente, el tratamiento de conducto puede ser realizado en apenas una sesión. El tratamiento de conducto se divide básicamente en 3 partes: la apertura (desgaste hecho en el diente para acceder a los conductos), la preparación (etapa en la que  se retira el tejido inflamado o necrosado, junto con las bacterias que puedan estar presentes en el conducto) y la obturación (cuando se rellena y o sella el conducto para evitar que ocurra una nueva infección). Entre cada una de las etapas, puede ser necesario el uso de alguna medicación dentro del conducto por un período de algunos días. Los usos de las diferentes medicaciones en el local pueden ayudar a disminuir la inflamación o la infección del diente. Normalmente, el dolor que se siente disminuye o desaparece a partir de la realización de la primera etapa del tratamiento. Sin embargo, si el tratamiento no se completa, el dolor puede retornar y el proceso inflamatorio o infeccioso puede aumentar.

En los casos en los que la estructura de la corona dental está poco comprometida, apenas una restauración finaliza el tratamiento. Sin embargo, cuando hay una mayor pérdida de estructura se recomienda la rehabilitación con alguna incrustación o corona. Este tipo de prótesis es frecuentemente utilizado en dientes con tratamiento de conducto y está compuesto por un perno, cimentado dentro del conducto para dar retención a la prótesis, y por una corona protética, confeccionada en laboratorio con el uso de cerámica del color del diente, aliando funcionalidad, longevidad del tratamiento y un resultado estético satisfactorio.

En muchos casos, cuadros de inflamación de la pulpa (“nervio”) del diente o de infección aguda del conducto generalmente causan dolor al paciente. Sin embargo, en algunas otras situaciones puede no haber relatos de dolor, a pesar de que el tratamiento de conducto sea el procedimiento indicado. En estas situaciones, un examen clínico y radiográfico adecuado, realizados por un odontólogo, es esencial para un correcto diagnóstico y tratamiento, que puede incluso prevenir el surgimiento del dolor.

Sobre el tratamiento Tratamiento de Conducto

Dependiendo del diagnóstico inicial y de las señales y síntomas que presente por el paciente, el tratamiento de conducto puede ser realizado en apenas una sesión. El tratamiento de conducto se divide básicamente en 3 partes: la apertura (desgaste hecho en el diente para acceder a los conductos), la preparación (etapa en la que  se retira el tejido inflamado o necrosado, junto con las bacterias que puedan estar presentes en el conducto) y la obturación (cuando se rellena y o sella el conducto para evitar que ocurra una nueva infección). Entre cada una de las etapas, puede ser necesario el uso de alguna medicación dentro del conducto por un período de algunos días. Los usos de las diferentes medicaciones en el local pueden ayudar a disminuir la inflamación o la infección del diente. Normalmente, el dolor que se siente disminuye o desaparece a partir de la realización de la primera etapa del tratamiento. Sin embargo, si el tratamiento no se completa, el dolor puede retornar y el proceso inflamatorio o infeccioso puede aumentar.

En los casos en los que la estructura de la corona dental está poco comprometida, apenas una restauración finaliza el tratamiento. Sin embargo, cuando hay una mayor pérdida de estructura se recomienda la rehabilitación con alguna incrustación o corona. Este tipo de prótesis es frecuentemente utilizado en dientes con tratamiento de conducto y está compuesto por un perno, cimentado dentro del conducto para dar retención a la prótesis, y por una corona protética, confeccionada en laboratorio con el uso de cerámica del color del diente, aliando funcionalidad, longevidad del tratamiento y un resultado estético satisfactorio.

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